La primera vez Experiencia y temporalidades

Bernardo Tanis
 

Recordar una cosa significa verla – en el instante presente - por primera vez - Cesare Pavese

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Los editores del primer número del e-journal nos invitan a retomar el gesto inaugural convocándonos a renovar el intercambio entre analistas de todas las latitudes y el diálogo entre la comunidad psicoanalítica y la sociedad.

 ¿Una publicación más en el vasto campo de las publicaciones psicoanalíticas?
 Tal vez  la respuesta a esta pregunta nos la sugiera  el crítico literario Edward Said (1978): para él, con quien estamos de acuerdo, cada comienzo crea una singularidad, pero también integra lo ya existente, lo conocido, la herencia de la creación del lenguaje de la humanidad, paralelamente a su propia diferenciación, singular y fértil. Cada comienzo es una interacción de lo familiar con lo nuevo. Muchos cambios acontecieron en el mundo en las últimas décadas, remodelando subjetividades; las dimensiones de tiempo y espacio se abreviaron; un ritmo vertiginoso de transformaciones cuyos efectos apenas  alcanzamos a medir –destrucción de las tradiciones, nuevas modalidades de experiencia, vínculos y estados afectivos, nuevos mapas de una geografía política cambiante, que pone en primer plano culturas antes excluidas de los grandes centros de producción de  conocimiento. Una nueva revista, iniciativa de IPA conjuntamente con las Federaciones, redescubre el vigor del psicoanálisis acogiendo con más fuerza la diversidad y la complejidad del quehacer psicoanalítico en estos diferentes contextos. Me gustaría  evocar al filósofo italiano Agamben (2005): en Infância e história, él postula que cada cultura conlleva cierta experiencia del tiempo y que una nueva cultura no es posible sin una transformación de esa experiencia. O sea, si vivimos en una época en que algo de la experiencia del tiempo está cambiando, entonces algo en nuestra  cultura también está cambiando radicalmente, y como psicoanalistas queremos  saber cómo nuestra cultura psicoanalítica, nuestra clínica y teorización, se están  transformando. Quizás ésta, nuestra nueva publicación pueda vincular lo ya existente a lo nuevo por venir; tal vez este acto originario y fundante sea  expresión de esos cambios.
El destacado escritor israelí Amoz Oz (1996) en la introducción a un pequeño pero fascinante libro, E a história começa , analiza diez comienzos de cuentos y novelas de autores consagrados de la literatura universal: Kafka, Gogol, García Marquez, Chejov, Agnon, entre otros. Oz, a partir de la multiplicidad de estilos y de las inspiradoras y complejas estrategias narrativas, se interroga: Pero, ¿qué es en definitiva un comienzo?   
¿Es posible que exista, en teoría, un comienzo conveniente a cualquier historia? ¿No existe siempre, sin excepción, un comienzo antes del comienzo latente, un acontecimiento pre-Génesis?
El imaginario cultural está poblado de mitos, leyendas e historias en torno al origen: origen del universo, de la cultura, del hombre, de los sexos. La fantasía en torno al origen, a los principios, expresa el gesto fundador de lo humano y de la cultura, así como Freud lo describe en Totem y Tabú y en la idea de Urphantasien  El recurso mítico da testimonio, desde los inicios de la humanidad, de la necesidad de construcción de una narrativa individual y colectiva en torno al misterio que envuelve los orígenes.
El vertiginoso avance de la ciencia, la teoría cuántica, los estudios sobre el Big Bang y el cosmos, no son suficientes para mitigar la dimensión imaginaria e irreductible de la subjetividad humana, el alma sensible del poeta, del artista, el gesto creativo en cada uno de nosotros.

Sin lugar a dudas, la primera vez alude a un ordenamiento temporal, a un antes y un después, y obedece a una cronología. Cronos: tiempo circular griego, y también judeo-cristiano, que nos habla de un inicio (origen) mítico y de un destino. A partir de la modernidad, sin embargo, se transforma en el tiempo medido del progreso, tiempo de la máquina, del reloj, del trabajo cuantificado. Sabemos, no obstante, que este registro temporal no da cuenta del acontecer psíquico, ya que el descubrimiento freudiano nos confrontó con la atemporalidad del inconciente y el apres-coup (Nachtraglichkeit).

¿Quién de nosotros, analistas en actividad, no tuvo la oportunidad de reflexionar sobre la potencia contenida en la primera entrevista con un analizando? Una ventana que se abre y a través de la cual entrevemos una subjetividad pulsante, y también una expresión de sufrimiento y dolor, una batalla de fuerzas sexuales y vitales contenidas en síntomas o configuraciones que sofocan y someten la existencia, pero que, como una chispa, reaviva el fuego de un proyecto futuro: la esperanza de que este nuevo escenario analítico pueda, tal vez, contener el potencial transformador.

La primera vez condensa el espacio-tiempo de la vivencia. Núcleo de una expansión que se irradia en múltiples direcciones y dimensiones y que interroga el valor y el efecto de la marca constitutiva y fundante.  Este es el tiempo de Aión, tiempo de abrirse  a lo desconocido. En él se inscribe indeleble el impacto del otro, que hace posible la alteridad y la creación, pero que también puede ser el origen de la alienación, del sometimiento masoquista a un narcisismo destructivo.

Así como existen diferentes modalidades en las  que sujeto y tiempo se inscriben, existe otra categoría de primera vez. Evocamos aquí los ritos de paso, tan caros a las sociedades tribales, a las religiones y a muchas instituciones. De algún modo son exteriores al individuo, pero se inscriben como marcas simbólicas que lo vinculan a un grupo, sea específico y particular, sea un colectivo mayor. Estos rituales –si bien muchas veces implicaban ciertos desafíos que incluían actos de crueldad en los cuales el individuo debía confrontarse consigo mismo, con la soledad, y probar su capacidad- fueron ganando cada vez más valor simbólico en el mundo occidental, sin perder, por ello, mucho de la fantasía grupal que los acompaña. Pero, en el pasaje de las sociedades tradicionales a la sociedad moderna o post-moderna, el valor de la experiencia vinculada a lo colectivo, se fue desgastando.

El individualismo se impuso a la inscripción colectiva del ritual de pasaje, que  quedó restringido a algunos grupos y/o instituciones específicas, y con frecuencia es acompañado de un retorno a las formas más concretas en las cuales el valor simbólico se ve reducido ganando fuerza el acto, acto que muchas veces pone en riesgo la integridad física del individuo y del otro, que sirve de objeto para que el ritual se lleve a cabo. Hablo aquí de las pandillas, asociaciones de estudiantes universitarios, algunas empresas, ciertas sectas religiosas o de grupos radicales.

Dar cuenta de las diferentes dimensiones temporales contenidas en la primera vez  pone de relieve la riqueza potencial  en ella inscripta, la multiplicidad de caminos que de ella emergen. Hay una diferencia que es imperativo mencionar, que alude a este campo de relaciones y significados a los que la primera vez se refiere. Se trata, como veremos, de la diferencia entre “vivencia” (Erlebnis) y “Experiencia” (Erfahrung). Mantengo los términos en alemán pues remiten al uso freudiano y también a la caracterización que de ellos hace Walter Benjamin (1985), la cual, pienso, es muy significativa para nuestro campo. Erfahrung contiene la raíz fahren que alude al movimiento de atravesar, viajar.   Ya, “experiencia”, en su raíz latina, contiene el radical  per, que alude a perímetro, algo que se da por fuera del perímetro. Estamos en el territorio de la sedimentación narrativa a partir de la acumulación  temporal y generacional de tradiciones que se actualizan en mitos, leyendas, proverbios, y que conectan generaciones; poseen una dimensión imaginaria,  pero ésta sirve de contexto y base para una dimensión simbólica.
Erlebnis se refiere más al instante, a la vivencia singular, individual, menos conectada con la comunidad de los hombres.
Podemos enfatizar la oposición entre estas dos dimensiones del acontecer humano aunque podamos también ver movimientos de pasaje entre ellas. W. Benjamin, uno de los pensadores más agudos del siglo pasado, del período entre las dos grandes guerras, observa con gran lucidez, la tensión que las opone. Percibe en la modernidad cierta carencia de tradición narrativa, de posibilidad y lugar de experiencia en la sociedad moderna, lo cual hace notar en sus estudios sobre la transformación de la ciudad (Paris), transformación ésta que anticipará las transformaciones en nuestras metrópolis.

Para el nuevo discurso de la modernidad, señala Benjamin, modernidad y progreso se afirman en oposición al pasado, visto como atraso. Así, la novedad se presenta dando lugar a la Erlebnis, la vivencia sensorial e íntima de lo singular que rompe con la tradición. Pero esta Erlebnis del hombre de la multitud, puede ser asociada  cada vez más -como posteriormente lo hará Foucault-  al cuidado de sí, del cuerpo, del placer, de las dietas y del bienestar individual desligados del colectivo, abriendo paso a la alienación y a una patología del tiempo- un tiempo vaciado de la experiencia colectiva  y llenado por el consumo.

Después de esta breve y necesaria digresión, volvamos a la primera vez: ¿Cómo situarla en esta dialéctica de la vivencia y de la experiencia a partir de la perspectiva psicoanalítica, en la actualidad? Muchos de nuestros analizandos, centrados en la perspectiva del Erlebnis, buscan, sin saberlo, la idealización del encuentro con el analista  como un instrumento más de nuestra cultura vuelta hacia el cuidado de sí, en un  movimiento de alienación de lo  colectivo, de las posibilidades transformadoras del encuentro con el semejante. Como si la primera vez inaugurase y se agotase en el potencial de lo vivido, de manera fugaz y efímera, y nos llevase, por la compulsión a la repetición, a la búsqueda incesante de nuevas primeras veces que garanticen  mitigar el tedio (la tristeza) que melancoliza el vacío existencial. Como si cada sesión no fuera más que la espera de un nuevo mensaje o un nuevo posteo en Facebook. Por otro lado, el análisis tiene el potencial de vincular al individuo con su historia y con la historia de las generaciones que lo antecedieron, con la cultura a la cual pertenece, ampliando y resignificando el campo de las Erlebnisse (vivencias), restituyendo o instituyendo un tiempo colectivo, simbólico, en el cual lo nuevo y lo antiguo obedecerán no ya a una lógica de sumisión o subordinación  sino a un movimiento crítico. Esto podrá darse gracias a una tercera percepción del tiempo en el contexto del análisis: el Kairós, tiempo justo, tiempo que resignifica, tiempo vertiginoso pero de reordenamiento de la subjetividad, ganando así estatuto de Erfahrung (experiencia) compartida. Esta dialéctica  entre los múltiples tiempos, narrativa y experiencia, no se produce sólo en el campo de la subjetividad individual; abarca los destinos de la historia de los pueblos, de las naciones y también de nuestras instituciones psicoanalíticas. Hacer el duelo por las vivencias traumáticas de una sociedad es una  condición necesaria, sin la cual lo nuevo no podrá emerger, pues estará siempre bajo la sombra del pasado no sepultado.
Aproximándome ya al final de este breve texto, quisiera acercar  a los lectores
las palabras del gran escritor brasileño Guimarães Rosa (2001), en “Campo geral”, de boca de uno de los personajes más destacados de la narrativa, el pequeño Miguilim, que encarna la perplejidad de la infancia frente a las vicisitudes del universo adulto; un niño en busca de significados.

Cierto día, un señor montado a caballo llega al pueblo donde Miguilim vive. Percibiendo el esfuerzo que  Miguilim hace para ver, le ofrece un par de anteojos:  Miguilim vio - No lo podía creer. Todo era claridad, todo nuevo y lindo y diferente, las cosas, los árboles, las caras de las personas, veía los granitos de arena, la superficie de la tierra, las piedritas más pequeñas…Aquí, allí, mi Dios, tanta cosa, todo…(p 149).
Momento inaugural que simbólicamente abre las puertas a un nuevo mundo. El niño miope, metáfora de limitada percepción, descubre una nueva realidad, así como en el pasaje de la infancia a la adolescencia se inauguran infinitas perspectivas que trazarán el curso de su vida. Como Freud le  escribiera a su amigo Fliess: “En esta casa, el secreto de los sueños le fue revelado al Dr. Sigmund Freud”.

Somos todos Miguilim, somos todos Freud, somos todos aquellos que buscamos la oportunidad de la primera vez en que algo se revela para tener así la posibilidad de trazar nuevos caminos. El psicoanálisis se encuentra hoy entre varias encrucijadas; tenemos que elegir entre ser analistas miopes, o recuperar el gesto creador y la osadía freudiana, experimentar, transitar los nuevos perímetros, viajar por los caminos desconocidos de las transformaciones culturales y sociales y, quién sabe, como el pequeño Miguilim y nuestro padre fundador, descubrir el placer de la perplejidad ante lo nuevo. Hago votos para que el nuevo e-journal mantenga encendida la llama del gesto fundador.
 
Bibliografia:
 
Agamben, G.(2005). Infância e história. (H. Burigo,Trad.). Belo Horizonte: UFMG
Benjamin,W.(1985)  Los textos “Experiência e pobreza” (1993) y “O narrador” (1936), presentes en: Benjamim,W. (1985) Magia e técnica, arte e política: ensaios sobre literatura e historia da cultura (S.P. Rouan Paulet,Trad.) San Pablo: Brasiliense.
OZ, A. (1996). E a historia começa  (A. Lisboa,Trad.). Rio de Janeiro: Ediouro
Rosa, J.G. (2001). Campo geral. In. J.G.Rosa, Manuelzao e Miguilim (pp. 27-152). Rio de Janeiro: Nova Fronteira.
Said, E (1978) Beginnings: Intention and method. Baltimore; London; Jhons University Press
 
Bernardo Tanis
e-mail: bernardo.tanis@gmail.com
Rua Capote Valente 432 conj. 142
CEP: 05409-001
São Paulo, SP
Brasil
 
Ph.D. en Psicología Clínica. Miembro efectivo de la Sociedad Brasilera de Psicoanálisis de San Pablo y docente del Instituto de Psicoanálisis. Editor-director de la Revista Brasileira de Psicanálise  (2010-2014). Ex director de Comunidade e Cultura de Fepal (2008-2009). Autor de los libros Memoria e temporalidade: sobre o infantil em psicanálise y Circuitos da solidão: entre clínica e cultura, y organizador de Psicanálise nas tramas da cidade (Casa do Psicólogo).

 
 

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